Napa Valley (Yountville, California) al establecimiento que lleva por
nombre French Laundry y cuyo dueño es el idolatrado chef Thomas
Keller. ¿Y qué hace diferente la experiencia? ¿Qué refina uno de los
placeres más absolutos que uno se puede brindar sobre la faz de la
Tierra? Pues dos cuestiones: la primera que la cuenta se va por encima
de los 722 euros por comensal debido a platos con el mejor foie de oca
francesa, caviar osettra de un sello creado por el propio Keller o
auténtica carne Kobe, una sinfonía de producto y vanguardia cuya
obertura es un Dom Perignon; en segundo lugar, que se trata de solo
tres comedores privados indoor, en históricas salas habilitadas de esa
vieja lavandería a la que alude el nombre del lugar (de dos a ocho
comensales máximo), donde no tendrá contacto con absolutamente nadie,
salvo el sumiller, el maitre, el propio chef y las personas que usted
elija para gozar de su cena. Las veladas tienen dos pases que
comienzan a las cinco y media de la tarde. Por cierto, ya están
copadas las mesas todo el mes de septiembre, que es lo que dura esta
propuesta tan exclusiva. Lo efímero también se paga. Los afortunados
paladearán un menú donde destacan ostras de Island Creek, caviar
osettra, ensalada de cangrejo real, abalón mexicano, gazpacho de
pepino, codornices blancas con setas de Oregón, cordero asado con
tapenade de calabacín y garbanzos crujientes, fondue con trufas y
wagyu con remolachas rubíes de tueste lento, ruibarbo verde escalfado,
escarola belga y salsa de pimienta. El postre y los quesos, son a
placer. Este banquete tan íntimo e histórico es la manera que tiene
Keller de celebrar la vuelta al servicio bajo techo. La cenas privadas
que ofrece Keller solo serán hasta el 30 de septiembre pero prometen
una "experiencia totalmente inmersiva".
En su dinámica habitual, The French Laundry sirve dos menús
degustación compuestos por nueve platos diferentes, en el que no se
repite ningún ingrediente más de una vez, por nimio que sea. El
concepto es preminentemente francés con influencias norteamericanas
contemporáneas, dando lugar a especialidades como la "Cuisse de
grenouilles sur un bâton" (brochetas de ancas de rana). También se
puede ordenar un menú degustación vegetal, con gran predicamento en
una región tan comprometida con el medio ambiente como California.
Keller es una celebridad en su país. Chef, businessman, escritor de
recetarios y culinaria bestseller... En la orilla atlántica su
restaurante Per Se también luce tres estrellas en la isla de
Manhattan. Desde que abriera su puertas en 1994, French Laundry ha
sido considerado uno de los mejores establecimientos de alta
gastronomía del planeta. Desde el principio se granjeó el elogio de
expertos y público. El feroz e insobornable Anthony Bourdain,
fallecido en 2018, lo definió como el "mejor restaurante del mundo:
punto". El histórico lugar fue erigido en 1900 como bar-saloon pero se
convirtió rápidamente en una lavandería de vapor francesa (de ahí el
nombre) durante los años 20 después de que se aprobara la prohibición
etílica. Hoy en día, sigue siendo la meca de la buena mesa americana
para muchos foodies. Hace un par de años acometió una profunda reforma
en sus espacios, en su cocina y en su arquitectura por valor de 8
millones de euros, un encargo que llevó el sello de Snohetta. Esta
compañía noruega inauguró el año pasado el primer restaurante bajo el
mar -Under, en Lindesnes- y fue la responsable de la nueva Ópera de
Oslo.
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