Más que los mismísimos Elvis Presley o Bill Haley, este músico fue quien inventó el lenguaje del Rock and Roll. Bajo una sutil y vibrante base de rhythm and blues, Berry desarrolló un idioma excitante y fresco que, allá por 1955 en la conservadora Norteamérica de la postguerra, sonaba como si viniese de otro mundo. Berry nunca supo escribir ni leer bien, pero con la guitarra se comunicó como nadie. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, componía y cantaba su propio material, que a capa y espada defendía en trepidantes actuaciones llenas de espectáculo. Para la industria musical fue difícil digerir que la bandera del rock and roll la llevará como pionero un hombre de raza negra.
Con su voz edulcorada y clara, que emulaba a la de su ídolo Nat King Cole, incorporó en sus conciertos gestos y movimientos nunca vistos sobre un escenario, haciendo célebre el conocido duckwalk (baile del pato), que terminaría por convertirse en el baile más icónico del Rock and Roll siendo imitado por decenas de artistas. Dicha energía y descaro fueron las que en 1958 le llevaron a lanzar su inolvidable éxito Johnny B. Goode, una canción que redefiniría las bases del rythm and blues clásico, para dar pie a otra variedad que luego revolucionaría la escena musical internacional, el ritmo del rock and roll.
Empero, sería totalmente injusto circunscribir la trayectoria de Berry a su obra maestra de 1958, ya que dejó para el recuerdo otros clásicos del rockabily como Maybellene (1955), Roll Over Beethoven (1956) y Rock and Roll Music (1957), entre otros temas que contribuyeron a consolidar su legado. Bob Dylan lo admiraba, los Beatles lo versionaron en su segundo disco, los Rolling Stones, en especial Keith Richards, no existirían sin él. Bruce Springsteen siempre lo tuvo como referencia compositiva. Eric Clapton lo mencionaba como guía. John Lennon lo elogiaba constantemente. Led Zeppelin y AC/DC lo citaban en su santoral.
Su último trabajo de estudio data de 1979 pero, a finales de 2016, anunció su primer disco con material inédito, que habría de coincidir con su cumpleaños 90. Este álbum de estudio, llamado Chuck, está previsto que salga este año y está compuesto por nuevas canciones originales, escritas, grabadas y producidas por él mismo. Todas las generaciones posteriores con gustos afines al rock se deben a este rey sin título, a este poeta y bohemio. Sin él las bases del rock actual serían huecas e insípidas. Hoy, de nueva cuenta, Chuck Berry se enfunda la guitarra presto a romper una vez más, la línea del tiempo. Ser inmortal.
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