Sala Roxy, el regreso de un escenario emblematico.
La nostalgia se hizo presente en la calle Mezquitán del Centro Histórico de Guadalajara tras la renovación de las fachadas alrededor de la zona que el Festival Camarada, de la Fundación Taller Ciudad, inició hace poco mas de un año en las fincas de esta vía, con uno de los recintos más emblemáticos de la metrópoli tapatía, la Sala Roxy, la cual volvió a brillar al encender su tradicional letrero luminoso. Durante los años 90s el Roxy fue punto de reunión para las expresiones artísticas locales e internacionales en Guadalajara. A partir de febrero comenzará la reconstrucción del espacio interior, siendo la restauración del letrero luminoso la primera etapa, con la intención de que en el 2020 este recinto artístico entre completamente en operaciones y sea abierto al público. Previo al encendido de las luces neón que caracterizaron por años al Roxy, ciudadanos y personajes de Guadalajara se dieron cita en la calle Mezquitán para ser testigos de la transformación de esta inolvidable vía que también fue arreglada en sus banquetas y alumbrado por parte de voluntarios y autoridades.
Rogelio Flores, quien fuera dueño del Roxy en sus años de auge, donde la contracultura y las producciones independientes se presentaban con gran impacto, al ser escenario que albergó a exponentes como Mano Negra o Radiohead, señaló sentirse “maravillado” ante el rescate que este centro cultural tendrá luego estar cerrado por años. “Empecé a trabajar el proyecto en 1989 y, tras su inauguración en 1990, tuvimos 1,200 conciertos con bandas locales, nacionales e internacionales, asi como también exhibiciones de arte, danza, teatro y todo tipo de actividades escénicas. Fue difícil sostenerlo y llegó un momento que era insostenible, en ese momento las autoridades, que no eran muy comprensivas con este concepto, no reconocieron que este era tambien un centro cultural”. Andrés Haro, integrante de El Personal, destaco la importancia de recuperar esta finca que hace 35 años sirvió como plataforma para múltiples expresiones de danza y literatura, tras las posteriores adecuaciones que el lugar tuvo al ser en sus inicios un cine. La restauración del letrero luminoso de la Sala Roxy estuvo a cargo de Karla Jáuregui, quien trabajó sobre la estructura original y ahora luce esplendoroso en la también renovada fachada blanca, adaptada con una marquesina con mucho mejor iluminación.
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