"La gente tiene derecho a saber cómo soy, y cómo me he hecho a mí mismo. En realidad, la única persona del mundo que puede interesar a todos, soy yo. En el boxeo actual no hay nadie que pueda comparárseme", declaraba tajante Mohamed Ali, el boxeador mas grande de todos los tiempos. Ali, será recordado asimismo como el deportista más extraordinario de la historia porque, además de sus reconocidas dotes atléticas, fue protagonista de procesos sociales y políticos de vastos alcances. Ali representó la última etapa de apogeo de su deporte, el boxeo, cuando era el ámbito natural de las proezas individuales, a diferencia del fútbol, el baloncesto, el béisbol y otros deportes colectivos.
El carisma que brotaba de Ali era de una elocuencia rara entre los deportistas, con un discurso que fluctuaba entre mensaje poético, invectiva política y religiosa, y un conocimiento instintivo de los requisitos elementales de la comunicación. Lenguaraz y ocurrente como pocos, Ali en ocasiones incluso se expresaba en versos que parecía improvisar sobre la marcha y nunca perdía su irreverente se ntido del humor que a menudo empleaba para satirizar a sus rivales. Nunca le negó un autógrafo a un fanático, ya que cuando era niño le solicitó uno al boxeador Sugar Ray Robinson y este se lo negó alegando que “no tenía tiempo para el”.
Muchos fanáticos recuerdan el encuentro con Silvester Stallone en los premios Óscar de 1977. El ex campeón mundial de peso completo fue invitado a la ceremonia donde estuvo también presente el protagonista de Rocky. Ambos campeones en su rubro se veían por primera vez las caras, siendo Ali el hombre que inspiró a Stallone a representar el papel de Rocky Balboa. En aquel encuentro, ambas celebridades se enfrentaron en broma, sin embargo, muchos de los amantes del box añoraron ver alguna vez aquella disputa. "He sido tan grande en el boxeo que tuvieron que crear una imagen como Rocky, una imagen blanca en la pantalla grande para contrarrestar mi imagen en el ring. Estados Unidos necesita siempre imágenes blancas, no importa de dónde las saca", afirmo.
El ex pugilista, fue diagnosticado con el mal de Parkinson tres años después de su retiro, 1984. Logró medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 a los 18 años de edad, y peleó contra los más grandes boxeadores de su época como Sonny Liston, Georg e Foreman y Joe Frazier, a los cuales venció. La medalla de oro la arrojó al río Ohio luego de que le fuera negada la atención en un restaurante exclusivo para blancos. Entre los numerosos reconocimientos obtenidos está el de la revista Sports Illustrated y de la BBC, que lo consideran el Mejor Deportista del Siglo XX. "La palabra Islam significa paz. La palabra musulmán significa "aquel que se somete a Dios". Dios me dio la enfermedad de Parkinson para mostrarme que era un hombre como los demás, que tenía debilidades como todo el mundo. Eso es todo lo que soy: un hombre", declaro sobre su padecimiento.
No todo el mundo sabe que Alí comenzó en el boxeo de manera circunstancial, ya que en una ocasión, cuando tenía 12 años, un sujeto le robó su bicicleta, entonces amenazó con golpearlo, pero el jefe de policía de la zona le recomendó que antes de enfrascarse en cualquier pleito primero aprendiera a boxear, y a la par se convirtió en su primer manager. "Odié cada minuto de entrenamiento, pero me dije: No renuncies. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón. Si alguna vez sueñas con golpearme, será mejor que te despiertes y pidas disculpas. Vuelo como mariposa, pero pico como abeja".
Fue en 1964 cuando Cassius Clay, su verdadero nombre, se convirtió al Islam bajo el apelativo de Mohamed Ali, que significa "El amado de Dios", al tiempo que rechazaba su apellido de nacimiento porque era uno "de esclavo, que él no había escogido". Ese mismo año, con un nocaut a Sonny Liston le arrebató el título mundial de peso pesado, lo que lo convirtió en el centro de atención gracias a su forma de boxear y sus inusuales reflejos. Su récord como profesional quedó con 56 victorias, 37 por nocáut, y sólo cinco derrotas, cuatro por decisión y una por nocáut técnico. "La gente no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde. Como paso con el presidente Kennedy, no hubo otro como él, o como los Beatles o como Elvis Presley. Yo fui el Elvis del boxeo. Fui el astronauta del boxeo. Joe Louis y Jack Dempsey era pilotos de jet. Pero yo estaba en un mundo distinto".
Ali deslumbró al mundo con su boxeo no convencional para la época, sus bravuconerías y subidas de tono para aumentar la venta de entradas para sus peleas. Hizo temblar el establishment con su forma de ser, a veces demasiado materialista, y llevó el boxeo a otra dimensión, la que marcó el comienzo de la era de peleas millonarias por televisión. "Para ser un gran campeón, tienes que creer que eres el mejor, si no lo eres, haz como si lo fueras. Los campeones no se hacen en gimnasios, están hechos de algo inmaterial, que tienen muy dentro de ellos. Es un deseo, un sueño, una visión".
Más de cuatro décadas han pasado de la pelea más importante en la historia del boxeo, la que el miércoles 30 de octubre de 1974 protagonizaron en la ex Zaire, hoy Congo, Muhammad Ali -retad or-, y George Foreman -campeón -. La denominada "Pelea del Siglo" entre dos de los mayores púgiles de la historia por la corona del peso completo es recordada hasta hoy porque Ali estaba 7-1 abajo en las apuestas, pero recuperó su cetro con un fabuloso nocaut en el octavo round tras meter una seguidilla de golpes que liquidó a su rival en el estadio 20 de Mayo. Los 100.000 espectadores que asistieron al combate apoyaron a Mohamed. Se calcula que Ali gano en su carrera 80 millones de dólares. "Aquel que no tiene el coraje de correr riesgos no conseguirá nada en esta vida. Los humildes no llegan lejos. Ser capaz de generar riqueza es la única manera de poseerla".
Ali llamaba la atención por toda su verborrea y desfachatez al hablar, pero esa facilidad de expresión, rara en deportistas de su generación, le sirvió también para establecer su compromiso con los derechos civiles de los negros y su inflexible oposición a la guerra de Vietnam. El maestro indiscutible de los pesos pesados, el boxeador considerado "El más grande", conmociono a los Estados Unidos en 1967 por negarse a hacer el servicio militar e ir a la guerra de Vietnam, por sus creencias religiosas. Fue encarcelado, despojado de su título y se le prohibió el boxeo durante tres años y medio antes de volver a ser campeón del mundo en 1974, al lograr los títulos de la AMB y CMB, derrotando a Foreman.
Siempre defendió su postura de no combatir como hombre de una raza segregada en Estados Unidos, contra un pueblo que nunca lo había agredido: Muchos lo tildaron de cobarde pero esa postura necesitó más valor que la que jamás tuvo con los guantes puestos. "Yo soy América. Soy esa parte del país que no quieren reconocer. Pero acostúmbrense a mí: negro, seguro de mí mismo, arrogante. Mi conciencia no me permite ir a matar a personas pobres y hamb rientas en el barro, por la grande y poderosa América", señalo en aquel momento.
Pero no le basto con eso. Cuando promotores inescrupulosos comenzaron a llevarse la mejor tajada del negocio, dejando a los boxeadores con ganancias mínimas y saldo negativo, Ali peleó en los tribunales y en el Congreso estadounidense para sacar adelante en 1999 la “Ley de Reforma del Boxeo Mohamed Ali”, que protege los derechos y el bienestar de los boxeadores en activo, y tras su retiro. ¿Fue Mohamed Ali "el más grande", como se autoproclamaba? Definitivament e sí. Hay y habrá muchos más excelentes boxeadores pero ¿cuántos influirán tan profundamente en la sociedad y el mundo? Esa es la verdadera grandeza. Ali pasó los últimos años devastado por la enfermedad de Parkinson, pero nunca se retiró de la vida pública, ni tiró la toalla blanca al centro del ring en señal de rendición.
El ex púgil deja huella en futuras generaciones de deportistas y aficionados en general por su personalidad, capacidad de liderazgo, dotes de comunicador dentro y fuera del ring y por sus citas, inspiradoras y aleccionadoras. El mundo echará de menos a Mohamed Ali, la voz más grande dentro y fuera del cuadrilátero. “Quiero ser recordado como el tricampeón de los pesos pesados, como un hombre con sentido del humor que siempre trató bien a todo el mundo, que defendió sus creencias, y que trató de unir a la humanidad por medio de la fe y el amor”.
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