María Victoria es
un nostálgico libro abierto, es la figura siempre glamorosa, una estrella con más
de seis décadas de trayectoria. Una mujer que ha luchado y ha disfrutado de la
vida, al cadencioso ritmo y sensual estilo de: “cuidadito, cuidadito,
cuidadito, porque yo sufro del corazón”, que enloquecía a los caballeros, y
encelaba a las damas. María la de los inolvidables vestuarios entallados, rememora
su paso en el hoy Teatro Blanquita, trabajando para la compañía de Paco Miller;
ya que en esa época comenzó a usar sus característicos vestidos de sirena,
"recuerdo que tenia que estrenar un vestido cada semana, y no tenia
dinero, pero una vez me fui a recorrer el centro y me gusto un vestido
entallado, sin tirantes. Lo modele para un desfile, y al final me lo regalaron.
Fue todo un éxito, empezaron los hombres con sus silbidos, y supe que ahí
estaba la movida" señala entusiasmada la interprete.
La actriz y
cantante tapatía cumplió 75 años de carrera artística, y ofreció una emotiva plática:
"María Victoria en primera persona" en el marco del FICG, en la que
recordó detalles y anécdotas, como haber nacido en la calle Juan Manuel, y
haber vivido su niñez y adolescencia a un costado del Hospicio Cabañas. Sobre
si se considera una diva, la artista responde no, con sencillez. Dice ser una
mujer como cualquiera, de hogar, con hijos, nietos y bisnietos, que gracias a Dios
sigue vigente. "Una diva baila y canta, e igual puede cantar un bolero,
que ópera, y hacer de todo, pues las divas eran antes muy completas. Ahora les
dicen divas porque saben actuar, y salen medio vestidas, pero las verdaderas
divas sabían cantar, bailar, actuar, y cantaban de todo: opereta, boleros,
zarzuela", afirma convencida.
María Victoria, a
lo largo de su carrera ha sido conocida como "La cantante del
pujidito", o "La estatua que canta", cuando comenzó a cantar La
Liga de la Decencia la censuró por entonar su emblemática melodía "Qué
bonito siento". "No era la canción, era nomás que la gente la entendía
por otro lado. Es una canción que decía: “Yo no sé qué tengo en mi pensamiento,
que me roba el sueño, yo no sé qué tengo, pero qué bonito siento", frase
que empezó hablando y terminó cantando, con su inigualable estilo, luciendo su
silueta.
Por otro lado,
reconoció que le fue difícil "caerle bien a las familias", pero
agrego que con el tiempo la aceptaron gracias a su típico personaje de
"Inocencia" en la serie "La criada bien criada". Su relevante
incursión como actriz de televisión abarco de 1969 a 1983. Sobre si le
gustaría que hicieran una película biográfica dijo: "Que pueden saber de
mi vida, si ya lo saben todo. Me gustaría hacer películas como las que están
premiando ahora, porque antes había muy buenas películas. Actores como los
Soler, Jorge Negrete, Pedro Infante, María Félix, Gloria Marin. Y solamente
había la Diosa de Plata, que era lo único que se daba. Ahora es otro publico",
confiesa la artista conmovida. "Siempre he estado rodeada de buenos amigos
en el medio, y casi todos ellos han sido mis compadres, empezando por comediantes
como Cantinflas y el Piporro, entre muchos otros”, manifiesta orgullosa.
A María se le entrego
asimismo el Mayahuel de Plata por su relevante trayectoria en México, y se le presento
el libro "Nuestra María Victoria", escrito en coautoría de Ángeles Castro
y Clara Sánchez, como merecido homenaje en vida a esta mítica figura de la
canción, y estrella de cine de la época de oro. "Estoy encantada de la
vida, doy gracias a Dios por tantos años de trabajo y esfuerzo, que me
corresponden con su cariño en setenta y tantos años de carrera”, declara
satisfecha. Mientras tanto, en algún equipo de sonido o estación de radio se
escucha esa inolvidable frase que provocaba piropos hacia esta curvilínea
cantante: “pero es que estoy tan, tan enamorada, como nunca lo había estado, en
mi corazón hay fiesta, soy dichosa, soy feliz”.
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