Pepenacho, el azteca de los mundiales.
Han llegado seguidores, aficionados, fanaticos o como usted quiera decirles, de todas partes del mundo a Rusia 2018. El fútbol puede sonar a pretexto, cuando vemos que niños, mujeres y hombres se conectan con ese mundo extra que la cancha ofrece, un encuentro distinto, una convivencia total que no dura mas que 90 minutos. De inmediato todos se han conectado y no han tardado en encontrar su punto de reunión. En las calles, el Mundial empezó y de inmediato tomó color. Los argentinos con sus cánticos, los mexicanos con sus sones, los colombianos con sus ritmos y los brasileños con sus bailes. Pero entre todos estos, resalta uno, mexicano hasta las cachas, enfundado en su penacho azteca, es José Luis Arteaga Rodríguez, apodado 'Pepenacho, el Azteca de los Mundiales'; quien cuenta ha logrado asistir ya a nueve Copas del Mundo en su vida, vestido siempre con su infaltable penacho, un short y huaraches. No obstante, su auténtico y retro atuendo mexicano tiene como base una programación para administrarse, pues Pepenacho sacrifica fiestas, para guardar 100 pesos por día para usarlos en sus viajes cada cuatro años al Mundial. José comenta que esa cantidad que colecta a diario, imagina la gasta en una cajetilla de cigarros que nunca fumó y así fomenta el ahorro. Con esta medida para cada ciclo mundialista reúne alrededor de 150 mil pesos, "suficientes para hacer el viaje y conseguir boletos", señala.
Este hombre es una de las atracciones que el Mundial nos ha sabido acercar cada cuatro años. Pepenacho ha estado en nueve Mundiales, uno en casa, el de 1986 y el resto en diferentes puntos del planeta: Italia (1990), Estados Unidos (1994), Francia (1998), Corea y Japón (2002), Alemania (2006), Sudáfrica (2010), Brasil (2014) y ahora Rusia 2018. En todos ha ido con el mismo traje de fajina. Es su forma de ser, de dar a conocer nuestro país, el único que tiene el elixir de la juventud, el tequila, según él. Pepenacho es el Mundial también. La gente lo disfruta, no lo deja caminar; y él no deja de saludar al público. Es la figura de moda. Donde va hacen barullo. Lo cierto es que Pepenacho es el tipo ideal para conversar. En segundos, cantó ya el himno nacional, vendió una réplica de la Copa del Mundo, se llevó un sinfín de abrazos, además de que le sacan hasra diez fotos, cada vez que se detiene.
Pepenacho sabe de fútbol. Ve a México en los octavos de final en la Copa. Entretanto, pasan decenas de fans pidiendo una foto, un autógrafo, un relato de su historia, de su vida, del porqué está vestido así; de por qué no tiene frío en un país helado pero de corazón ardiente. Pepenacho retoma en Rusia su personaje, luce como autentico estandarte mexicano, habla de sus nueve mundiales, del tequila y que nuestro país llegara lejos en esta Copa del mundo. “México lindo y querido, si muero lejos de tí que digan que estoy dormido y que me lleven ahí…”, entona melancólico y alegre. “Estoy aquí bebiendo tequila y vodka. Llevo viajando a nueve Copas del Mundo. Le deseo mucha suerte a México, lo veo en octavos de finales. La raza azteca debe predominar donde sea, porque tenemos tradiciones muy ricas de las que debemos estar muy orgullosos. Por algo nos reconocen en todo el mundo. Le deseo buena vibra a México”, comenta orgulloso, mientras se detiene frente al teatro Bolshoi, acaparando la atención de rusos y todo tipo de turistas. Es simplemente Pepenacho, el infaltable azteca de los mundiales.
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