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viernes, 19 de junio de 2015

Actor de renombre, mas allá de los reflectores: Adrien Brody.


Adrien Brody: El actor inclasificable de Hollywood o la vida desps del Oscar.  

"Mi carrera dentro de la actuación comenzó con una obsesión por la magia y la ilusión. Y de niño encontré la idea de crear algo que puede o no existir, un truco o una actuaciónque capte la atención de otros. Eso fue muy emocionante. Seguí por ese camino, y sin saberlo, eso me llevó al deseo de convertirme en actor", revela confortado Adrien Brodyel multifacético y prestigiado actor. Adrien Brody nació en Nueva York, en el barrio de Queens, el 14 de abril de 1973. De personalidad rebelde, se educó en el colegio Woodhaven, y completó sus estudios en la Fiorello LaGuardia High SchoolSu madre, la fotógrafa húngara Sylvia Plachy, afamada reportera de The Village Voice, señala que Adrien manifestó desde muy pequeño una soltura increíble delante de la cámara, ya que solía acompañarla en sus reportajes y siempre se las arreglaba para aparecer en las fotografías; por otra parte, era muy observador, y en casa imitaba a las personas que había visto en la calle. 
Estas aptitudes la convencieron de que debía orientarlo hacia la actuación, y a los once años lo envió a estudiar a la Academia de Arte Dramático de Nueva York; más tarde, continuó en la High School for the Performing Arts. Tampoco el profesor de historia Elliot Brody fue ajeno a este compromiso adquirido con la futura profesión de su hijo, y llegó a tomarse un año sabático para acompañarlo durante su primera estancia en Los Ángeles. "Me gusta experimentar y me encanta trabajar en géneros diferentes. Enfrento todos los trabajos con la misma pasión con que hice distintos estilos de películas como 'The Pianist' o 'The Jacket'", expone caterico.   
Comenzó a actuar a los doce años, su primer trabajo fue interpretar a uno de los enanitos de Blancanieves en un centro social de Queens. Pronto debutó en el Off Broadway con la obra Family Pride in the fifties, y no tardó en aparecer en televisión, primero en el telefilme Home at last, de la cadena PBS, luego en la serie Annie McGuire, de la CBS. "Crecí aceptando mi nariz, tal como es. En cierto momento pensé en arreglarla, pero tenía que dejar de trabajar, y pagar una buena cantidad, mejor la dejé así" confiesa relajado. 
En 1988 resultó elegido en un casting e inició el rodaje de La vida sin Zoe, un episodio que rodó Francisc Ford Coppola para Historias de Nueva York (1989). Tan extraordinario debut, sin embargo, no surtió los efectos que cabía esperar, y pasaron años antes de que sus peculiares rasgos llamaran la atención de otro director. Ni éste, ni sus siguientes trabajos, como El rey de la colina (1993), cinta que disfrutó de la taquilla por el prestigio de su director, Steven Soderbergh, lo catapultaron a la fama. "Hay roles magníficos, pero no solo hay que estar físicamente bien y disponible cuando te llaman, hay mucha competencia, como en cualquier profesión. Los grandes roles van a los actores 'top' y no siempre a quien se merece el trabajo", expresa convencido. 
Tuvo que trabajar mucho y escoger bien. Rechazó una oferta para intervenir en Pearl Harbour (2000), en favor de una larga preparación en mítines y foros hispanos para ser uno de los protagonistas de Pan y rosas (2000), una manifestación reivindicativa del británico Ken Loach, en este caso la de un grupo de trabajadores mexicanos, sin papeles, en Los Ángeles. "Los actores tenemos la habilidad de conectar con la gente en un nivel muy profundo, aunque seamos completos extraños. Porque en el cine, se encuentran solos, en un lugar oscuro, donde sus emociones se magnifican en la pantalla, y se crea una íntima conexión", manifiesta el histrión.   
El gran revés de su carrera lo sufriría con La delgada línea roja (1998), un inteligente filme pacifista de Terrence MalickBrody fue contratado para uno de los roles principales, y como tal pasó más de seis meses de arduo rodaje en Australia. Antes del estreno del filme, la revista Vanity Fair lo presentaba bajo el título: "Pronto estará compitiendo en la liga de los grandes", y equiparaba su nombre al de sus compañeros de reparto, Sean Penn y George ClooneyPero, su papel protagonista fue recortado en la mesa de montaje y se quedó tan sólo en una frase. El único saldo positivo de esta triste experiencia es que Malick lo recomendó a Spike Lee como el gran actor que es. "Comprendo bien que poseo un físico que me predestina a actuar en roles étnicos, pero no deseo ser encasillado como actor, y mucho menos en personajes que me impongan por motivos de raza o religión", asegura preocupado . 
El realizador neoyorquino supo que tenía ante sí al actor idóneo para encarnar al punk sospechoso de asesinato en Nadie está a salvo de Sam (1999), y Adrien pudo mostrar sus dotes de transformer con una cresta multicolor por fuera y una mirada profunda por la que asomaba su negrura interior. Fue en ese joven con estética punk víctima de la intolerancia donde Polanski vio a su Szpilman. Lo que vio en la realidad, fue la capacidad de transfiguración de su futuro protagonista. "Yo jamás aceptó una película por lo que me pagan. Solo trabajo en algo que me llega o que quiero conocer, con personas que admiro, y que tenga un impacto positivo para mi carrera. Hago el cine que me gusta ver", garantiza. 
Brody se hizo del papel de Wladislaw Szpilman, un pianista polaco que consiguió sobrevivir a la ocupación nazi en Varsovia, tras que 1,400 aspirantes acudieran al castingSi fueron su aparente vulnerabilidad, sus raíces judeopolacas y húngaras que traslucen en su aspecto o sus nociones musicales (toca el sintetizador y compone hip hop; nada que ver con Chopin, pero fue capaz de interpretar al piano el Nocturno con que arranca la película) todo esto fue lo que convenció al directorinclusive su mirada, como declara el propio actor "Miré a la cámara sin decir nada durante varios minutos, la mitad final del filme es muda porque el personaje vive aislado y en silencio. Quizá fue eso."esto poco importa ya, vistos los soberbios resultados y el reconocimiento obtenido en todo el mundo. "Hice algo así como fue el sobrepeso de Robert de Niro en Toro salvaje (Martin Scorsese, 1980), que llegó a cambiarle hasta el carácter...", indica reflexivo Brody 
Parte de la preparación de Adrien para empaparse del personaje fue que abandonó su departamento en Manhattan, vendió su coche y, corto de dinero, se fue a vivir a Europa, donde se sometió a una dieta estricta, durante los seis meses previos al rodaje. Estuvo en Varsovia y la ex Alemania Oriental, visitó el campo de concentración de Auschwitz y los barracones militares de Jüteborg, y a Andrzej Szpilman, hijo del músico que interpreta. Al término de tan dura experiencia había perdido 15 kilos y a su novia, pero su mente y su cuerpo estaban preparados para ganar la celebridad. "Por suerte, soy mucho más conocido por mi trabajo como actor, que por ser una celebridad famosa. Y eso, siempre ayuda", reitera. 
Y lo consiguió, primero en Europa, donde ganó el Premio César, en Francia, por este papel, y luego en la meca del cine, Hollywood, donde, contra todo pronóstico (era su primera nominación y competía con actores consolidados como Michael Caine y Jack Nicholson), la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood lo llevó a la cima al concederle el Oscar como mejor actor en el 2003. "No juzgo los proyectos que elijo, ni las personas con las que trabajo. Lo que me atrae es rodearme de gente que me inspire y que tenga un papel que me atraiga, que sea diferente a lo que he hecho antes", destaca. 
Quince años de trabajo y más de una veintena de títulos en su haber, en ese entonces, no hicieron de Brody un interprete atractivo para el gran público, esto pese a que en su currículo figuraban directores del prestigio de Francis Ford Coppola, Spike Lee o Ken Loach. El Oscar resarció ese injusto anonimato, y además lo convirtió en el ganador masculino más joven de la historia, a los 29 años. Entre sus mas recientes trabajos con critica favorable destacan: Manolete, 2010, Medianoche en Paris, 2011, Back To 1942, 2012, Third Person, 2013The Grand Budapest Hotel, Houdini, 2014, Dragon Blade, 2015. "Hay tantos personajes interesantes que quisiera interpretar y poco tiempo para poder personificarlos a todos", finaliza un tanto mortificado el hoy renombrado actor  


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