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viernes, 11 de noviembre de 2022

Bardo, drama reflexivo visual, la nueva película de Alejandro González Iñárritu.


  

Bardo, drama reflexivo visual, la nueva película de Alejandro González Iñarritu.

Es sin duda un regreso más que esperado. Alejandro González Iñarritu vuelve al cine con su nueva cinta Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades, la cual se grabó en un recinto histórico de la Ciudad de México, el Castillo de Chapultepec, y este sábado se presentó en la vigésima edición del Festival de Cine Internacional Morelia (FICM).  El cineasta, guionista, productor, locutor y compositor mexicano, ganador de cuatro Premios Oscar, lleva una trayectoria de alrededor de dos décadas dentro de la industria cinematográfica y se ha convertido en uno de los realizadores más reconocidos a nivel internacional. “Yo empecé en Amores perros (2000) en donde yo estaba evidentemente interesado en la realidad, hoy no hay nada que menos me interese que la realidad, porque ya me di cuenta de que la realidad no existe”, aseguró el director en la conferencia de prensa de la presentación de Bardo.

Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades, es una de las pocas películas que han logrado conseguir acceso al Castillo de Chapultepec, antiguo hogar del emperador Maximiliano de Habsburgo y la emperatriz Carlota.  El director de la cinta reveló en conferencia de prensa que hicieron uso del lugar para reinterpretar la batalla de Los Niños Héroes de 1847. Habló un poco sobre la belleza que presenta el recinto y su importancia que tiene para la historia de México. “Es un sitio desde donde se puede contar la historia del país lo que construyeron los españoles ahí, la llegada de Maximiliano de Habsburgo, los presidentes que han vivido ahí. Estuve en la torre desde donde se tira Juan Escutia y es una de las vistas más espectaculares, el bosque es dos veces más que Central Park en Nueva York, hay una majestuosidad ahí”. 

Otras cintas que logrado filmar en Castillo de Chapultepec, son: El Cementerio de las Águilas (1939) , Aquellos Años (1973) , Romeo + Julieta (1996) ¿De qué trata la nueva película de Iñárritu? La cinta explora el conflicto interno de Silverio Gacho, interpretado por Daniel Giménez Cacho, un periodista que, al ganar un prestigioso premio en Estados Unidos, es obligado a regresar a residir en México.  Aquel cambio en su vida lo hunde en un cuestionamiento profundo de su ser que lo obligarán traer su pasado al presente. 

El director explicó en el FICM que busca expresar las emociones y sensaciones que conlleva el proceso de migrar y cómo es la identidad que se construye con el paso del tiempo. “Yo siempre he creído que no hay nadie más mexicano que el mexicano que deja el país, porque cuando dejas tu país se te acumulan las ausencias y de alguna forma la presencia de tu país se hace mucho más poderosa”, explicó la mente detrás de Birdman (2014). La producción cuenta con la presencia de Ximena Lamadrid, Griselda Siciliani, Andrés Almeida, entre otros, dentro de su elenco. 

¿Dónde ver Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades?  La película, que tiene una duración de 160 minutos, se estrenará en salas de cine mexicanas este 27 de octubre. De igual manera, los usuarios de la plataforma de Netflix podrán disfrutar de la cinta el próximo 16 de diciembre. Por otro lado, Netflix será terreno de estrenos de películas mexicanas con la llegada de Bardo y la versión de Pinocho dirigida por Guillermo del Toro que aterrizará en la plataforma de streaming el próximo 9 de diciembre. 

La nueva película de Alejandro G. Iñárritu está hecha de la misma materia con la que están hechos los sueños. Una serie de sucesos inconexos, inexplicables y absurdos que, por alguna extraña razón, están anclados a la realidad. Ya sea en ese momento o en otro inesperado, se desatan y despiertan conexiones.Un hombre, enfocado a la reflexión, el suntuoso arte del intelecto, ha perdido la capacidad de contención. Él que ha señalado los problemas sociales de nuestro tiempo ya no sabe qué sí y qué no vivió. Se ha perdido en aquella sensación líquida de no poder abrazar ni la realidad ni la fantasía. Como el agua que se desborda de una bolsa que contiene ajolotes y los derrama sobre el pasillo del metro.

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, su título completo, es también un alegato técnico. Planos secuencia meticulosamente coreografiados pero que dan la sensación de naturalidad, tomas extensas en una cinematográfica apoteósica de Darius Khondji, una sofisticada ambientación en manos de Eugenio Caballero, quien logra meter arena en las habitaciones y una pirámide humana en la plancha del Zócalo y un diseño sonoro que, en conjunto, reclaman ser vistas en la gran pantalla.

Bardo es un sueño. El sueño de alguien. Y qué es el cine sino eso. En el reciente filme de Iñárritu hay una contundencia visual y estética, la claridad de un universo íntimo y personal, no siempre comprendido ni de fácil acceso. Un filme que se adelanta a sus detractores y, a través de la meta narrativa, se crítica, se justifica, se regodea en sí misma y expone sus frustraciones ante la incomprensión.

La metáfora y el enlace de símbolos se desdobla a lo largo del filme, un Xolo, Ajolotes, una pirámide humana, los premios. La sensación recopilatoria de los temas y las inquietudes presentes en la filmografía de Iñárritu están en Bardo. Migración, el éxito, la fama, la familia, las clases sociales, el racismo; ninguno problematizado a profundidad tanto como el arraigo, la nacionalidad, la pertenencia. ¿De dónde es alguien que se fue y luego regresa? parece una de las grandes preguntas que lanza Bardo desde la pantalla.

Hay un cruce filosófico, social, espiritual y, casi como sucede en el filme mismo, la realidad y la ficción se vuelven indivisibles. ¿Qué tanto de Iñárritu hay en Silverio Gama, su protagonista? ronda como cuestionamiento.Daniel Giménez Cacho -quizá uno de los cineastas más apabullantes de las últimas décadas- transita con sofisticación y audacia las ondas del arco dramático que plantea este guion co escrito por el director junto a Nicolás Giacobone, con quien colaboró también en Birdman. Pasa en un instante del asombro casi infantil a la rabia más obscena y delirante para volver a estos estados en otros momentos y en otras circunstancias.

Hay en Francisco Rubio otro de los grandes acentos actorales. Un personaje que parece contener en sus líneas los malestares colectivos, los reclamos públicos, la misma rabia de las redes sociales y de los medios de comunicación que interpelan a los exitosos y, al mismo tiempo, las voces internas que boicotean. Síndrome del impostor.Salve decir que el viaje de Bardo, sí que es alucinante, pero también mortuorio. Una marcha fúnebre fantasiosa de almas incomprendidas que deambulan entre los set de televisión, en la mítica pista del Fandango popular típico de México, en el mar de todos lados, y en el desierto de nadie.Vale la pena verla, y disfrutarla.                                                                


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